Con una sola pintura, la ausencia de Rubens llenó la habitación, pintura creada de nueva cuenta por el artista Francisco Paz.

Ciudad de México.- La noche del pasado 11 de octubre, en el espacio cultural El Atrio, se presentó
“Una Pintura y Acto Performativo que no es de Francisco Paz ¿de a cu_adro damos?.” Y así como lo decía en la invitación, la pintura, efectivamente no era de Francisco Paz sino una réplica del pintor flamenco Pedro Pablo Rubens.


En la vieja y bella casona de la Roma la velada pintaba interesante, la mayoría de los asistentes que admiraban la pintura tomaban un marco de cartón que colocaban sobre el lienzo, de esta manera lograban “re-encuadrar” ciertos aspectos y detalles de la pintura formando pequeños cuadros de 11X11 cms.

Sin decir más, el artista empuñando la navaja y bajo la mirada de todos los presentes, inició la deconstrucción, cortando con exactitud el lienzo que representaba, entre otras cosas, largas noches que terminaron en meses de arduo trabajo.

En el acto performativo, la interactividad en la aproximación al desmontaje del concepto o de la construcción intelectual, se reafirma en la propuesta que nos presenta Francisco Paz: Presencia y Ausencia. –Es la presencia de quien está ausente.- comentó el artista plástico. –Mira, en este caso, con la presencia de esta obra, se genera un vacío, un limbo, es la ausencia de quien la creó.- argumentó mientras cortaba con la navaja de su “cutter” la dura lona de uno de los muchos cuadros de 11X11 que se cortaron a lo largo de la noche entre amenas charlas y un poco de mezcal oaxaqueño (del mero bueno).



Más de una treintena de pequeños cuadros fueron la evidencia de lo que una vez estuvo y que ahora es ausencia. –Al cortar el “encuadre” que tú escoges– inquirió Paz –estás, de por sí, creando a través de algo ya creado pero al mismo tiempo genera un vacío el cual no forzosamente debe ser “llenado”, en este sentido, lo que se busca es liberarlo.- puntualizó el pintor.






A través del ejercicio de deconstrucción, Francisco Paz nos lleva de la mano al mundo de las formas, de los colores y los detalles en cada pedacito de lienzo cortado, o más bien “liberado”, y nos ofrece la oportunidad de interactuar en una nueva dinámica hacia la apreciación de las líneas que al final convergen, interminablemente, en la presencia de lo ausente… o ¿la ausencia de lo presente?.